Si siguen rebajando el valor de las ofensas a las creencias religiosas, llegará un momento en que ya no les va a divertir ofender a los creyentes. Y para algunos ofenderlos es, infantilmente, su gran diversión
Si siguen rebajando el valor de las ofensas a las creencias religiosas, llegará un momento en que ya no les va a divertir ofender a los creyentes. Y para algunos ofenderlos es, infantilmente, su gran diversión