El pulso sigue, pero las formas cambian. Después de una jornada inédita en la coalición progresista en la que los dos sectores discutieron abiertamente y en directo en una rueda de prensa sobre la decisión de Hacienda de que los perceptores del salario mínimo tributen por primera vez en el IRPF, este miércoles el tono y las imágenes cambiaron por completo. Una de las principales protagonistas de esta batalla interna, María Jesús Montero, vicepresidenta primera, alegó una gripe para no acudir al Congreso, y eso hizo que Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda, se sentaran juntos en la sesión de control. Ambos se esforzaron por ofrecer una imagen de la coalición muy diferente a la del día anterior en La Moncloa: se hicieron gestos cómplices, ella aplaudió sus choques con Alberto Núñez Feijóo y sonrieron. El presidente, a la salida, negó que hubiera una crisis en la coalición: “En absoluto”, contestó. En público, aunque las posiciones de fondo no han cambiado y la discrepancia sigue, se cuidaron los gestos y las palabras.