Final feliz, aunque en un contexto tan anómalo como la crisis constitucional en sí, a las negociaciones mantenidas entre PSOE y PP en Bruselas para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Después de más de cinco años de bloqueo, después de tener que recurrir a la Comisión Europea para facilitar el diálogo y de varios intentos frustrados de alcanzar un acuerdo, ayer hubo fumata blanca en la sede de la institución. Las reuniones se llevaban sucediendo desde hace días en medio de la máxima discreción.