Número de conexiones cortadas, número de hogares sin electricidad o agua, número de vuelos desviados… Hay muchas maneras distintas de relatar una misma tragedia, pero todas al final precisan de cifras objetivas. La más crucial, la de fallecidos, comenzó a aumentar a las pocas horas de que las lenguas de agua arramblasen con lo que se topaban a su paso. Al principio ese valor era un mero “varios muertos”, como avanzó el presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, la misma medianoche del martes de la riada. Luego, fueron decenas. Gota a gota se superó las 100 y ya deja atrás los dos centenares, aunque ahora la difusión del conteo más lentamente.