El operativo fallido para detener a Carles Puigdemont después de que este jueves reapareciese en Barcelona conlleva una grave crisis en los Mossos d’Esquadra. La policía catalana, luchando por su prestigio desde su creación, sufrió una grave crisis en 2017 por el referéndum ilegal del 1-O, de la que les costó remontar y recuperar la confianza de jueces y fiscales. Que después de siete años huido de la acción de la justicia, Puigdemont haya dado un discurso en el centro de la ciudad, televisado, rodeado de miles de personas, y después haya logrado escapar, con un dispositivo policial de más de 300 agentes que no han logrado detenerle, abre una nueva y profunda brecha en el crédito de la policía catalana. “Desde la vergüenza y la estupefacción, qué humillación”, lamenta un mando policial. Un pesar compartido anónimamente por mossos de todas las escalas.