Todo el mundo llevaba días dándole vueltas a la manoseada comida, a esas tres interminables horas de mesa y sobremesa en que el presidente de la Generalitat ni contestaba al teléfono mientras algunas localidades ya comenzaban a anegarse. Todo el mundo hablaba de la comida y resulta que ese no fue el verdadero motivo de que Carlos Mazón se incorporase con retraso al Cecopi, la malhadada tarde del 29 de octubre. El president llegó dos horas después del inicio de la reunión no por haberse demorado en un restaurante, sino por el atasco que atrapó a su coche oficial en el viaje entre la capital valenciana y L’Eliana, donde tiene su sede el comité de emergencia. “No fue fácil”, ilustró Mazón. Una odisea, parece ser, atravesando 20 kilómetros por una autovía de tres carriles.