La vida de Hassan Saksa ha pasado sin tener un documento que justifique quién es, dónde y cuándo nació. Y cualquiera podría pensar que esa supervivencia ha sido un infierno: fue utilizado como mula de transporte de hachís cuando era niño por una supuesta madre adoptiva que le maltrataba, vivió en la calle desde los 11 años, trapicheó con drogas, ha sido toxicómano y ha entrado en la cárcel. Desde hace seis años, su existencia cambió gracias al voluntariado para personas sin hogar y ahora es voluntario coordinador de un centro de la ONG Mundo Justo. Pero su día a día no es normal al ser un apátrida, un caso muy infrecuente en España, sin ningún tipo de derechos. Por eso, quiere lograr la nacionalidad española.