La definición clásica de juventud, que solía extenderse hasta los 30 años, está en cuestión. Mientras las ayudas para jóvenes de la Unión Europea siguen limitadas a esa edad, en España muchas comunidades autónomas las están haciendo extensivas hasta los 35 e incluso los 40 años. Un ejemplo reciente son las ayudas para la compra de vivienda destinadas a este colectivo, que en regiones como la de Madrid ya se están ofreciendo hasta los 40. El empleo precario y los bajos sueldos durante los primeros años tras la incorporación al mercado laboral —los trabajadores menores de 24 años son el único grupo de edad que no ha logrado recuperar su nivel salarial desde la crisis financiera de 2008— están postergando la emancipación. ¿Las ayudas públicas a la juventud deberían extenderse hasta los 40 años? Dos expertas aportan su visión sobre el tema.