Las diademas con cornamentas de renos han sido, aparte de la gripe y el panetone, la epidemia de estos días. En menores de edad y jóvenes de botellón, se entiende. Pero, ¿qué pasa en los comercios que han instaurado esta costumbre y recomiendan –u obligan– a sus empleados a llevar diademas o gorros de Papá Noel? ¿Qué opinan los sindicatos de clase, la vicepresidenta Yolanda Díaz y los feroces albaceas del legado marxista? El otro día, en una farmacia, me recomendaron un mucolítico, ¿pero qué autoridad prescriptora puedo yo atribuirle a una persona adulta y con estudios que lleva puesta semejante cornamenta?