Fue en Santa Coloma de Gramenet. Iba junto con su sobrino de 15 años y otro compinche. Había huido de la prisión de Quatre Camins. Consiguió siete anhelados días de libertad que aprovechó para cometer varios atracos en los alrededores de Barcelona. Hablo, claro, de la última detención de Juan José Moreno Cuenca, El Vaquilla, en 1999. Su larga letanía de fugas y detenciones, así como los detalles de cada una de ellas, pasaron a formar parte de la cultura popular de Cataluña, categoría a la que, sospecho, este jueves se incorporó irreversiblemente Carles Puigdemont.