Todo empezaba por la promesa del jefe de Protección Civil en Tenerife y coordinador de SOS Desaparecidos Canarias, Santiago Carlos Martín, de prestar la ayuda necesaria para regularizar sus papeles, cuentan fuentes policiales. Con la esperanza de estabilizarse y trabajar, varios inmigrantes llegados en patera a las islas Canarias acababan abandonando el campamento de acogida para ponerse a trabajar bajo sus órdenes en una finca de su propiedad. Allí se ocupaban de la limpieza, del cuidado de animales y de labores agrícolas, tenían siete horas de jornada laboral, pero sin sueldo. Además, estas mismas fuentes apuntan a que una de las presuntas víctimas habría sufrido abusos sexuales y tocamientos no consentidos.