Crecí, como muchos de mi generación, con el racismo instaurado como norma. Aprendimos a manejarlo, a sortearlo. Nos acostumbramos a cerrar los ojos y respirar profundo. A aguantar. A cruzar la calle para evitar el desprecio, el rechazo, los prejuicios… Nací en una…
Fuente original: España en EL PAÍS