Antes de aterrizar en Nuakchot, el A310 del Ejército del Aire, que trasladó este martes a Pedro Sánchez a Mauritania para arrancar su mini gira africana, sobrevoló gran parte de los 754 kilómetros de costa, desde donde parten la mayoría de cayucos que durante este verano están llegando a Canarias. Un paisaje desértico con un acceso casi imposible por la abundancia de bancos de arena, que convierten esta fachada atlántica, prácticamente deshabitada, en la región más seca del país. Una visión aérea que sirve para comprender lo complicado que les está resultado a las autoridades policiales contener las incesantes salidas de embarcaciones que tratan de llegar al archipiélago a través de la ruta migratoria más mortífera del planeta. Desde las alturas también se aprecia el interminable desierto que están atravesando, antes de lanzarse al mar, los migrantes desde la frontera con Mali, donde unos 200.000 refugiados esperan su turno para cruzar a Europa hacinados en el campo de Mbbera.