Corbatas negras, ternos oscuros… Rictus graves. ¿Un entierro? Señal de duelo, sí, pero no por la caída de Carlos Mazón. Quizás la de la consellera de alarmas, Salomé Pradas, y Nuria Montes, defensora del cambio climático porque alarga la temporada turística. Un minuto de silencio en las Corts Valencianes pretendía recordar a las más de 200 víctimas mortales de la DANA, pero, en el hemiciclo, también quedó claro que Mazón no quiere ser una de ellas. El presidente valenciano resiste en el cargo apuntalado por una montaña de folios, horas, caudales y cifras supuestamente documentadas con los que justificó la gestión de la tragedia de Valencia. Mazón convirtió la escenografía de un entierro en su histriónico renacer… “El futuro empieza aquí y ahora”, proclamó.