No hace mucho, un psiquiatra muy prestigioso visitó a un viejo amigo que acababa de salir de la cárcel por una condena que consideraba a todas luces injusta. Comieron, charlaron de cosas sin importancia y, al final, el doctor le preguntó qué tal se sentía. Cuando el amigo le dijo que seguía enfadado, rabioso, el psiquiatra le respondió: “Muy bien, es lo que toca. Si dentro de unos meses sigues así, ya veremos qué hacemos, pero ahora lo normal es que te sientas rabioso”.