La acusación de Susana Díaz de que el exministro estuvo quince días en Sevilla presionando a militantes es un torpedo en la línea de flotación del PSOE andaluz
La acusación de Susana Díaz de que el exministro estuvo quince días en Sevilla presionando a militantes es un torpedo en la línea de flotación del PSOE andaluz